Esto parece una habitación de una fábrica abandonada o algo por el estilo.
Las paredes están carcomidas de óxido, las toco y hay algo húmedo… maldita sea ¿Es sangre?
Trato de ponerme de pie pero hay una cadena que amarra mi tobillo y no me deja moverme.
Tengo miedo. No se donde rayos estoy ni como llegué ahí.
Lo último que recuerdo es que estaba en el baño de mi escuela, dirigiéndome hacia la puerta para regresar a mi clase.
Luego la oscuridad.
El ambiente huele a metal y a putrefacción, mi estómago no demora mucho en sentir las potentes ganas de vomitar. Conteniendo las arcadas, me arrastro un poco más por el mugriento suelo y veo una ventanilla cerca de mí.
Está llena de polvo, la limpio con la manga haber si consigo ver algo.
Lo logré.
Me asomo cuidadosamente y veo unas sombras moviéndose.
Aguzo la mirada y consigo ver mejor lo que ocurre.
Hay una niña sentada en el suelo, tiene la misma cadena que yo en el tobillo, impidiéndole moverse. Tiene un rostro delicado, es mucho menor que yo y usa un uniforme escolar que se me hace familiar, pero no es el mismo que estoy usando.
Está llorando, todo de ella está temblando y desde aquí puedo escuchar sus sollozos. Demonios… ¿Qué es este lugar?
Entonces veo a una persona que se acerca. Está usando una clase de sotana, pero no le veo el rostro. No está sola, otro ser se acerca por detrás.
¿Todo está listo? pregunta una de ellas. Tiene voz femenina.
Si afirma su acompañante, que es un hombre.
Perfecto.
¿Deberíamos de llevarla ya?
No. Va a ser aquí mismo, no quiero ningún testigo que no seamos nosotros.
Como tú digas… ya te he traído las cosas y el hombre fue a traer una caja.
La mujer se arrodilló para ver a la niña.
¿Cómo te llamas? le preguntó.
Adele Collins respondió con voz angelical y delicada, sorbiéndose los mocos.
Bien. Y dime Adele… ¿Sabes que haces aquí?
La niña negó y la mujer le sonrió.
Eres muy especial Adele. ¿Lo sabes verdad? Yo he escuchado cosas de ti, me han dicho que eres distinta a los demás niños de tu edad. Haces cosas… que sobrepasan la lógica ¿O no?
Adele miró a la mujer fijamente.
Quiero ver a mi mamá.
La mujer volvió a sonreír.
Vamos a hacerte normal, Adele. Tu mamá desearía que fueras normal como los demás niños y vamos a ayudarle. Y vas a colaborar con nosotros ¿Bien? Esos poderes que tienes no son buenos, Adele, vas a hacerle daño a muchas personas y vamos a acabar con esto de una vez. No temas… todo esto es por tu bien.
Sentí un escalofrío en todo el cuerpo. ¿Esa niña tenía el mismo problema yo? Si... yo recordaba muy bien las cosas que podía hacer. Yo sabía que no era normal.
En un fugaz momento recordé como mis compañeros de aula me amenazaban y se burlaban de mi... solo porque no era igual, hacía cosas que sobrepasaban la lógica, así como Adele... Oh Dios.
La primera vez que me ocurrió fue cuando yo tenía cinco años, uan tarde de Mayo me estaba sintiendo tan triste porque mi mamá estaba enferma que comencé a llorar con desenfreno... todos los platos de la cocina se cayeron con mi llanto y las luces parpadearon.
Fue solo el comienzo de los desastres que mi ánimo lograba hacer.
Adele sufría de lo mismo... quizás.
El hombre sacó entonces una tiza de la caja y comenzó a dibujar algo en el suelo, yo no podía ver bien que cosa era. La mujer desencadenó a Adele y la sostuvo con fuerza.
Apresúrate Connor dijo la mujer con frialdad y su acompañante le hizo caso.
Sacó una caja pequeña de fósforos, una botella negra y después de mantuvo en silencio.
Comencemos dijo la mujer sonriendo.
Tumbó a la niña en el suelo mientras la criatura lloraba con fuerza desgarradora, eran gritos aterradores, tuve que hacer una fuerza tremenda para no gritar también del miedo que sentía.
La mujer encadenó a Adele con unos grilletes que yo había pasado por desapercibidos, de tal manera que la niña no podía moverse más y estaba dentro del extraño dibujo del hombre.
¡Purificad! exclamó la mujer levantando los brazos – ¡Atrás espíritus malignos! ¡Dejen en paz a esta criatura!
El hombre roció a la niña con el líquido de la botella y sacó unos fósforos.
Lo que sigue, hizo que me cubriera el rostro con las manos y comenzara a llorar del miedo.
Adele comenzó a gritar de forma sobrenatural, jamás iba a olvidarme de aquellos gritos tan espantosos.
De reojo pude ver que su cuerpo se carbonizaba y la mujer seguía diciéndole cosas a la nada, como si hablara con alguien que no existiera.
¡Quiten sus poderes sobrenaturales y demonizados de este ser! ¡Atrás, malignos! ¡Sententia Excelsus! ¡Malignus Anima!
La niña seguía gritando y entonces poco a poco, el silencio llegó.
Me estaba cubriendo la boca para no gritar, las lágrimas me caían por las mejillas como un torrente que no paraba.
¿Qué era ese maldito lugar? ¿Qué estaba haciendo ahí? Dios mío… ¿Qué está pasando?
El hombre arrojó una cubeta de agua sobre el cuerpo de Adele poco después.
Parecía que se seguía moviendo, pero no se si mi vista que me estaba fallando.
Hemos terminado con una dijo él.
Nos falta purificar a las demás niñas, Connor. Una naturaleza perversa les ha dado aquellos poderes tan sobrenaturales… tenemos que purificarlas antes que sea tarde, la cazería tiene que continuar. Luego llama a los demás, tendremos la ceremonia final dentro de unas horas.
Vamos, aún hay más en las demás celdas.
Y vi que desaparecían, dejando el carbonizado cuerpo de Adele.
La observé, totalmente quemada y vi que se movía.
Sus ojos que casi ya no existían se posaron en mí.
Hu… escuché –Huye… dijo con voz entrecortada y con un dificultoso suspiro, dejó de moverse.
Escuché unos pasos que se acercaban a la habitación donde me encontraba.
Saqué un rosario que tenía colgado del cuello y miré el cuerpo de Jesucristo.
Ayúdame susurré cerrando los ojos con fuerza –Ayúdame.
Me abracé a mi misma en el suelo y traté de olvidarme donde me encontraba.
Quise dormir, tratando de dominar mi miedo.
Llegó el silencio y la obscuridad antes que los pasos se hicieran más fuertes.
No sé que me ocurrió después.
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Nexcis. |
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